En busca del vestido perfecto

V amos a ser sinceros: el vestido de la novia es uno de los protagonistas de la boda. El salón, las fotos, la comida y todo lo de...


Vamos a ser sinceros: el vestido de la novia es uno de los protagonistas de la boda. El salón, las fotos, la comida y todo lo demás es importantísimo (ah, ¡y el novio también!) peeeero el vestido tiene algo mágico y especial que lo hace único. El momento en el que una novia se enamora de un modelo, de un diseño o de un vestido colgado en alguna casa de novias es irreproducible. Al menos a mí me pasó así. Di mil vueltas hasta que me decidí por un modelo, pero cuando lo vi dibujado por el diseñador más copado que encontré en Rosario, casi lloro de la emoción (ahora les cuento, porque ese es otro tip importantísimo a la hora de elegir, si el que te lo hace no te entiende, estás al horno).

Pero primero, unos consejos que a mi me vinieron bien a la hora de elegir.

Futuras queridas novias: por favor, no es necesario hacer el diseño que se repite muchas veces cuando se trata de un vestido de novia: corsé corte corazón strapless con un amplio pollerín de tul o muselina blanca. Hay miles de modelos ALUCINANTES y telas soñadas que se pueden replicar a la hora de pensar el vestido que va a acompañarnos en uno de los días más importantes de nuestras vidas. Esto no significa que el clásico esté errado, simplemente me siento en la necesidad de aclarar que no es el único modelo que existe en el mundo.


Lo importante es saber qué nos queda bien, y que lo que elijamos refleje quiénes somos. El strapless no es para todas, el corte a la cintura tampoco. Que nos guste un modelo no significa que va a quedarnos bien con la forma de cuerpo que tenemos. Por eso, creo que el primer paso es saber asesorarse respecto a lo que nos beneficia y lo que no. Y para eso, necesitamos investigar un poco, en qué categoría entramos (existen tres grandes formas en el cuerpo femenino: pera, manzana y reloj de arena), la altura e incluso el color de piel, para saber elegir el diseño.

Otra cosa, casarse no significa que el vestido tenga que ser de ese blanco iridiscente que encandila a los invitados y quema absolutamente todas las fotos, TODAS. Existen diversas tonalidades que, en mi opinión, aportan suma elegancia y glamour y que pueden adecuarse mejor al color de la piel de cada una.

El off white (blanco apagado), hueso, tiza, champagne e incluso el rosado son las tonalidades que estamos viendo en las pasarelas de los diseñadores más reconocidos a nivel internacional. Zuhair Murad, Jenny Packham (que, de paso, es una de las diseñadoras elegidas por Kate Middleton), Monique Lhuilier e Inbal Dror son algunos de mis preferidos y, si están en la búsqueda del vestido perfecto, les recomiendo que los googleen porque no se van a arrepentir. 


Una vez elegido el diseño, pensé: «Me relajo, porque lo más importante ya está». No. Les cuento que si hacen como yo, que aproveché un viajecito a Buenos Aires para «ver telas y precios« sin saber que me enfrentaba a un gigante llamado ONCE, se terminarán mareando como nunca en las casas enormes llenas de telas de todos los tipos y tamaños que vienen acompañadas de simpáticos vendedores que te prueban toooodas las variedades, y no sabés con cual quedarte.
Igual, por suerte, me gustó una de las telas más baratas, así que a pesar de terminar muerta, salí chocha porque había hecho un buen negocio. Menos mal que me acompañaron mi mamá y mi amiga Agus que vive en Buenos Aires y la tiene re clara, sino creo que salía corriendo y terminaba llorando (nota: las futuras novias tienden a ponerse emocionalmente inestables incluso en los momentos menos esperados. Téngannos paciencia). 

Ahora sí lo más importante: el/la modista, o diseñador/a. Tengo que reconocer que no tenía idea hacia adónde correr a la hora de elegir quién me hiciera el vestido. Y no, nunca me casé. Pregunté y consulté por gente que hiciera las cosas prolijas y bien y me recomendaron a un montón. ¿Qué me pasó? Me encontré con que muchos modistas son buenos en la confección y las terminaciones de los vestidos pero les cuesta salir de lo tradicional y conocido. A todos les llevé el diseño (que en realidad es un conjunto de diseños) y ninguno supo interpretarme del todo.  

Así que investigando y recorriendo, encontré a un diseñador que había visto en un desfile de Alta Costura y me había ENCANTADO, pero claro, no pensaba que podía hacer vestidos de novia. Tomen nota, porque hago una predicción: si no conocían a Matías Baez (https://www.facebook.com/MATIASBAEZCOUTURE) les cuento que es el próximo Jorge Ibañez o Benito Fernandez. Tiene una capacidad creativa increíble que se fusiona con un impecable buen gusto. Le escribí, nos encontramos, y el clic fue instantáneo. No solo me entendió, sino que en la primera entrevista, me hizo un boceto del vestido que estaba en mi cabeza. No lo podía creer.
Vestido: en proceso. Yo respiro hondo. Y les dejo unas fotos de mi odisea por Buenos Aires en busca de la tela perfecta.














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3 comentarios

  1. ¡Que belleza de fotos y que emocionante todo! Ya me voy separando dos o tres paquetitos de carilina...

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  2. Si Delfi! Y la máscara a prueba de agua. Compartí conmigo que me voy a llorar todo! jajaja

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  3. que lindo Celiiii!!! nunca te había leído!! que genia y que bien expresas la búsqueda "Del Vestido" vas a estar hermosa besos!!

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