Qué mejor manera de empezar a escribir sobre moda que con la apertura del desfile más importante de la ciudad: Estilo Rosario 2012. 

Ayer y hoy Alto Rosario se vistió de gala para recibir a las marcas de ropa y zapatos más influyentes del país.  

Con un despliegue como pocos de modelos locales y nacionales (de la talla de Dolores Barreiro), la pasarela del Metropolitano vio pasar las últimas y próximas tendencias de esta primavera-verano. Pero vamos desde el principio. ¿Cómo llegué yo a estar en primera fila de un desfile de esta dimensión? 

Hace solo una semana, se definía un concurso que abría las puertas a escribir sobre moda y tendencias en el marco de Estilo Rosario y la Ruta de la moda. Yo me dispuse a escribir, a mi manera, el ensayo que luego subí al facebook de Alto Rosario junto con otros tantos. Cuando me llamaron para decirme que había quedado seleccionada, tuve que chequear que no fuera mi hermano haciéndome una de sus tantas bromas telefónicas; pero después de que recibí instrucciones sobre lo que seguía pensé que era algo en serio. Me tuve que pellizcar, lo reconozco. Creo que lo máximo que gané en mi vida fue un kilo de helado en unas vacaciones que tuve que compartir con toda mi familia. Ouch. 

La sorpresa fue aún mayor cuando me dijeron que gané. Más que una sorpresa, se sintió como una experiencia surrealista en la que tuve que, nuevamente, chequear que era la única "Celina" presente. Y bueno, acá estoy. Ayer tuve la oportunidad de vivir un "detrás de escena" de película, en el que las modelos no tienen maquillaje y las prendas vuelan de un lugar al otro dejando una estela de colores y aromas fascinantes. 

Yo y mi cámara nos fuimos de viaje por el backstage y eso quiero contarles hoy. El desfile empieza ahí, desde las chicas que planchan las prendas hasta los estilistas y maquilladores trabajando sin parar para dejar a las modelos espléndidas. Desde el puestito de café de Starbucks (con sus promotores característicamente amigables), hasta los guardias de seguridad. Son muchos los que habría que nombrar para contar el armado de este mega-evento. Todo funciona como un reloj suizo. 

El tiempo parece no correr mientras me escabullo en medio de los percheros (y siento unas ganas terribles de probarme todo) e intento fotografiar como puedo (con la cámara y con mis propios ojos, intentando absorberlo todo) lo que pasa detrás de la pasarela. 

El reloj de mi celular dice que son las 18:30 y es hora de ir adelante. Me siento en la primera fila y espero que comience el desfile. Todo perfecto. Ideal, diría. Pero mañana les cuento. Hoy les dejo un poco del recorrido detrás de bambalinas que tuve el placer de hacer. Y hasta mañana, modapolitas.

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